Escudo de E.U.
Embajada de los Estados Unidos
COMUNICADO DE PRENSA


México, D.F. - 3 de enero del 2001.

Clinton anuncia E.U. firma Tratado TPI
E.U. mantiene "preocupaciones fundamentales" sobre su aplicación

El presidente Clinton anunció el 31 de diciembre que Estados Unidos firmará el Tratado de Roma de 1998 que establece el Tribunal Penal Internacional (TPI), pero dijo que le recomendará al presidente electo Bush que no lo someta al Senado para su ratificación, mientras no se "satisfagan nuestras preocupaciones fundamentales".

A continuación una traducción extraoficial de la declaración del presidente, entregada en el retiro presidencial de Camp David, Maryland:

(comienza el texto)

DECLARACION DEL PRESIDENTE: Firma del Tratado del Tribunal Penal Internacional

LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
(Camp David, Maryland)

31 de diciembre de 2000

Estados Unidos firma hoy el Tratado de Roma de 1998 que establece el Tribunal Penal Internacional (TPI). Al tomar esta medida, nos unimos a más de otros 130 países que lo han firmado al 31 de diciembre de 2000, fecha límite establecida en el
Tratado. Lo hacemos así para reafirmar nuestro firme apoyo a la responsabilidad internacional y a que se lleve ante la justicia a los perpetradores de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Lo hacemos así porque queremos seguir participando en hacer del TPI un instrumento de justicia imparcial y efectiva en los años por venir.

Estados Unidos tiene una larga historia de dedicación al principio de la responsabilidad, desde nuestra participación en los tribunales de Nuremberg que llevaron ante la justicia a los criminales de guerra nazis, hasta nuestro liderazgo en el esfuerzo para establecer tribunales penales internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda. Nuestro acto de hoy mantiene esa tradición de liderazgo moral.

De acuerdo con el Tratado de Roma, el Tribunal Penal Internacional entrará en funciones luego que lo ratifiquen 60 gobiernos, y tendrá jurisdicción sobre los atropellos más abominables que resulten de los conflictos internacionales, tales como los crímenes de guerar, los crímenes contra la humanidad y el genocidio. El Tratado requiere que el TPI no invalide ni interfiera con los sistemas judiciales nacionales; es decir, que el fiscal del TPI está autorizado a emprender acción contra un sospechoso sólo si el país del que es nacional no quiere o no puede investigar las alegaciones de crímenes muy graves cometidos por ese nacional. La delegación de Estados Unidos a la Conferencia de Roma trabajó con empeño para lograr estas limitaciones, que
creemos son esenciales para la credibilidad y el éxito internacionales del TPI.

Sin embargo, al firmar no abandonamos nuestras preocupaciones en torno a ciertas fallas significativas del Tratado. En particular, nos preocupa que cuando el tribunal entre en funciones, no sólo ejercerá autoridad sobre las personas de los estados que lo han ratificado, sino que también reclama jurisdicción sobre las personas que no lo han hecho así. Empero, al firmar estaremos en condiciones de influir en la evolución del Tribunal. Si no firmamos, no podremos hacerlo.

La firma aumentará nuestra capacidad de proteger aún más a los funcionarios estadounidenses de acusaciones infundadas y de alcanzar los objetivos de derechos humanos y responsabilidad del TPI. De hecho, en las negociaciones que siguieron a la Conferencia de Roma, hemos trabajado con efectividad para desarrollar procedimientos que limitan la posibilidad de enjuiciamientos politizados. Por ejemplo, los negociadores estadounidenses, civiles y militares, ayudaron a asegurar una mayor
precisión en las definiciones de los crímenes que caen en jurisdicción del Tribunal.

Pero debe hacerse más. La jurisdicción del Tribunal sobre las personas estadounidenses debería hacerse efectiva sólo después que Estados Unidos ratifique el Tratado. Estados Unidos debería tener la oportunidad de observar y evaluar a lo largo del tiempo el funcionamiento del tribunal, antes de optar por quedar sujeto a su jurisdicción. Dadas estas preocupaciones, no someteré el Tratado a al Senado para su consejo y consentimiento mientras no se satisfagan nuestras preocupaciones fundamentales.

Sin embargo, la firma es la medida correcta a tomar en este momento. Creo que un Tribunal Penal Internacional constituido y estructurado apropiadamente haría una profunda contribución a disuadir graves violaciones de los derechos humans en todo el mundo, y que la firma aumenta las oportunidades de mantener discusiones productivas con otros gobiernos para adelantar estos objetivos en los meses y años por venir.

(termina el texto)

(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio
en la Web: http://usinfo.state.gov/espanol/)


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