Instituto Nacional del Cáncer Instituto Nacional del Cáncer
Institutos Nacionales de la Salud Instituto Nacional del Cáncer
Imprima esta página
Complicaciones gastrointestinales (PDQ®)     
Actualizado: 01/28/2009
Versión Profesional De Salud
Obstrucción del intestino grueso o delgado

Etiología de la obstrucción intestinal
Evaluación y diagnóstico de la obstrucción intestinal
Tratamiento de la obstrucción intestinal aguda
Manejo de la obstrucción intestinal maligna crónica

Hay cuatro tipos de obstrucción:

  1. Simple.
  2. En asa cerrada.
  3. Estrangulada.
  4. Encarcelada.

La obstrucción simple está bloqueada en un solo lugar, la obstrucción de asa cerrada esta bloqueada en dos lugares. Se puede presentar una obstrucción en asa cerrada cuando el intestino se enrosca en torno a sí mismo, aísla la sección del intestino que ha formado un asa y obstruye la sección por encima. Con la obstrucción estrangulada, hay menor flujo de sangre al intestino que, si no se remedia, produce una obstrucción encarcelada y necrosis del intestino.

El mecanismo de obstrucción puede ser mecánico o no. Los factores mecánicos no son todo lo que reduce el lumen intestinal (por ejemplo, inflamación o trauma del intestino, neoplasias, adherencias, hernias, vólvulos o una compresión externa al tracto intestinal).[1] Los factores no mecánicos incluyen aquellas situaciones que interfieren con la acción muscular o inervación del intestino: íleo paralítico, trombos o émbolos mesentéricos e hipocaliemia.

El ochenta por ciento de las obstrucciones intestinales ocurre en el intestino delgado; el otro 20% ocurre en el colon.[2] Las obstrucciones intestinales frecuentemente se observan en el íleon. Las obstrucciones del intestino delgado suelen ser causadas por adherencias o hernias, mientras que las del intestino grueso se deben a carcinomas, vólvulos o diverticulitis. La presentación de la obstrucción depende del intestino afectado, ya sea el delgado o el grueso.

Etiología de la obstrucción intestinal

Las neoplasias malignas más comunes que causan obstrucción intestinal son el cáncer del colon, del estómago y del ovario. Los cánceres extraabdominales (tales como, cáncer pulmonar, de la mama y melanoma) pueden diseminarse al abdomen y causar obstrucción intestinal.[3] También corren mayor riesgo de padecer obstrucción intestinal los pacientes que se han sometido a cirugía abdominal o que han recibido radiación abdominal.[2] Las obstrucciones intestinales son más comunes durante las etapas avanzadas de la enfermedad.

Evaluación y diagnóstico de la obstrucción intestinal

El examen del paciente determina la presencia o ausencia de dolor abdominal, vómitos, y el paso de flatos o heces. Se obtiene un recuento completo de los glóbulos sanguíneos, análisis de electrolitos, y urianálisis para evaluar el desequilibrio de líquido y electrólitos o sepsis. Un recuento elevado de leucocitos (15,000–20,000/mm3) indica la presencia de necrosis intestinal. Pueden requerirse radiografías abdominales, en decúbito y de pie, así como un enema de bario para determinar la localización de la obstrucción. Aunque aún existe controversia, la serie gastrointestinal superior está contraindicada cuando se presenta obstrucción aguda porque puede causar que la obstrucción parcial se convierta en completa o puede complicar todavía más una obstrucción total. Si el paciente presenta deshidratación, oliguria o choque, puede haber perforación del intestino, y lo indicado es la intervención inmediata médica o quirúrgica. (Consultar la sección sobre Náusea, vómito, estreñimiento y obstrucción intestinal en el cáncer avanzado 1, en el sumario del PDQ sobre Náusea y vómito 2.)

Tratamiento de la obstrucción intestinal aguda

En el manejo del paciente con síntomas abdominales progresivos que pudieran ser causados por una obstrucción intestinal aguda, es necesario llevar a cabo exámenes concienzudos en serie. En este marco, los principios del cuidado complementario comprenden resucitación con atención al volumen sanguíneo, corrección de electrolitos, y sustento mediante trasfusión (de ser necesario). Estas medidas deberán preceder o acompañar los esfuerzos de descompresión o acompañarlos.

Cuando la obstrucción intestinal es parcial, la descompresión del intestino distendido puede intentarse con sondas nasogástricas o intestinales. A pesar de que con estas sondas se puede tener éxito reduciendo el edema, remediando la acumulación de líquido y gas, o reduciendo la necesidad de procedimientos de múltiples etapas,[4] la cirugía puede ser necesaria dentro de las 24 horas, si existe obstrucción aguda completa. El uso de férulas autoexpansibles para descomprimir de manera completa la obstrucción intestinal aguda maligna, ha probado disminuir la frecuencia de cirugías innecesarias al permitir la estadificación de la enfermedad, aumentando la tasa de anastomosis primaria en relación a la colostomía y disminuyendo la morbilidad en pacientes con colon izquierdo y malignidades rectales. Es indispensable llevar a cabo mayores estudios incluyendo los análisis de costo.[5]

Manejo de la obstrucción intestinal maligna crónica

Los pacientes con cáncer avanzado, pueden presentar obstrucción intestinal progresiva crónica e inoperable.[6,7] La causa más frecuente de este carácter no operable es la presencia de tumores extensos y obstrucciones parciales múltiples.[8-10] Una revisión retrospectiva que evaluó la paliación quirúrgica de la obstrucción intestinal maligna, secundaria a la carcinomatosis peritoneal en 63 pacientes con cáncer no ginecológico utilizó la capacidad de tolerar comida sólida al momento de ser dado de alta del hospital como criterio marcador de una paliación exitosa. Muchos análisis de regresión logística identificaron la ausencia de ascitis y la obstrucción que no implicaban al intestino delgado, como pronosticadores de una paliación quirúrgica exitosa en esta población. Se logró paliación exitosa en el 45% de los pacientes y se mantuvo en el 76% de este grupo durante un seguimiento mediano de 78 días con una tasa general de éxito del 35%. La tasa de mortalidad postoperatoria fue del 15% y las complicaciones postoperatorias fueron de un 44%.[11]

Para algunos pacientes con obstrucciones malignas del sistema gastrointestinal, el uso de dispositivos férula metálicas expansibles puede brindar la paliación de los síntomas obstructivos. Entre las férulas que tenemos a nuestra disposición se encuentran la esofágica, biliar, gastroduodenal y colorrectal.[5,12-17] Las férulas pueden colocarse bajo guía endoscópica, con fluoroscopia o sin ella, o por un radiólogo de intervención que utilice la fluoroscopia. Es posible que la morbilidad por colocación de férulas sea menor que por las intervenciones quirúrgicas. La imaginería adecuada de la constricción en sí y del tracto gastrointestinal distal a la estrictura, es lo recomendado para evaluar el largo de la estrictura, detectar enfermedad multifocal, y determinar si es apropiado colocar una férula.[18-20]

Cuando no es posible el uso de implantes ni de cirugía, la acumulación de las secreciones que no son absorbidas produce náusea, vómito, dolor y cólicos como resultado de la oclusión parcial o total del lumen. En este caso se utiliza con frecuencia un tubo de gastrostomía para lograr descomprimir el aire y el líquido que podrían estarse acumulando y causando distensión y dolor viscerales. El tubo de gastrostomía se coloca en el estómago y se conecta a una bolsa que sirve de drenaje y puede disimularse fácilmente bajo las vestimentas. Cuando la válvula entre el tubo de gastrostomía y la bolsa está abierta, el paciente puede comer y beber oralmente sin molestia, ya que los alimentos evacuan directamente en la bolsa. Se recomienda tener discreción con la dieta para minimizar el riesgo que los alimentos sólidos obstruyan el tubo. Si la obstrucción mejora, la válvula puede cerrarse y el paciente puede disfrutar una vez más de una nutrición entérica.

Algunas veces la descompresión resulta difícil aún cuando existe un tubo de gastrostomía. Este problema podría deberse a la acumulación de líquido, ya que podrían producirse varios litros diarios de secreciones gastrointestinales. Para aliviar los dolores intestinales continuos, podría ser necesario administrar analgésicos opioides mediante infusiones subcutáneas o intravenosas continuas. En esta situación, entre los antiespasmódicos más eficaces están los anticolinérgicos (como el butilbromuro de hioscina) [21] y quizás los corticosteroides y fármacos de acción central. Si se cree que el origen de la obstrucción intestinal es de tipo funcional (en vez de mecánico) el fármaco a escoger es la metoclopramida debido al efecto procinético en los intestinos. En el caso de obstrucción intestinal completa que se considera irreversible, se puede probar un antiespasmódico como la hiosciamina para ver si reduce las contracciones intestinales y, por ende, alivia el dolor. Otra opción para tratar el dolor refractario, la náusea y el vómito, es la octeotrida, un análogo sintético de la somatostatina. Este agente inhibe la liberación de varias hormonas gastrointestinales y reduce las secreciones gastrointestinales.[22-24] La octeotrida suele administrarse de manera subcutánea en una dosis de 50 a 200 µg 3 veces al día, y podría reducir la náusea, el vómito y el dolor abdominal que produce la obstrucción intestinal maligna. En pacientes selectos, cuando la octreotida sola no es eficaz, el añadir un anticolinérgico como la escopolamina, podría resultar útil en la reducción del doloroso cólico relacionado con la obstrucción intestinal maligna. Cuando se usa ya sea la escopolamina o la octreotida como fármacos únicos, estos resultan ineficaces.[12,25-27] Los corticosteroides se usan mucho en el tratamiento de la obstrucción intestinal pero la corroboración empírica es limitada.[28] Pueden resultar útiles como antieméticos y analgésicos adyuvantes en este entorno, administrándose como la dexametasona en dosis inicial subcutánea o intravenosa de 6 mg a 10 mg 3 o 4 veces al día.[12,25] (Consultar la sección sobre Náusea, vómito, estreñimiento y obstrucción intestinal en el cáncer avanzado 1, en el sumario del PDQ sobre Náusea y Vómito 2.)

Bibliografía

  1. Givens BA, Simmons SJ: Gastroenterology in Clinical Nursing. 4th ed. St. Louis, Mo: C.V. Mosby Co, 1984. 

  2. Bouchier IA: Gastroenterology. 3rd ed. London: Balliere Tindall, 1982. 

  3. Ripamonti C, De Conno F, Ventafridda V, et al.: Management of bowel obstruction in advanced and terminal cancer patients. Ann Oncol 4 (1): 15-21, 1993.  [PUBMED Abstract]

  4. Horiuchi A, Maeyama H, Ochi Y, et al.: Usefulness of Dennis Colorectal Tube in endoscopic decompression of acute, malignant colonic obstruction. Gastrointest Endosc 54 (2): 229-32, 2001.  [PUBMED Abstract]

  5. Martinez-Santos C, Lobato RF, Fradejas JM, et al.: Self-expandable stent before elective surgery vs. emergency surgery for the treatment of malignant colorectal obstructions: comparison of primary anastomosis and morbidity rates. Dis Colon Rectum 45 (3): 401-6, 2002.  [PUBMED Abstract]

  6. Ripamonti C, Bruera E: Palliative management of malignant bowel obstruction. Int J Gynecol Cancer 12 (2): 135-43, 2002 Mar-Apr.  [PUBMED Abstract]

  7. Potluri V, Zhukovsky DS: Recent advances in malignant bowel obstruction: an interface of old and new. Curr Pain Headache Rep 7 (4): 270-8, 2003.  [PUBMED Abstract]

  8. Jung GS, Song HY, Kang SG, et al.: Malignant gastroduodenal obstructions: treatment by means of a covered expandable metallic stent-initial experience. Radiology 216 (3): 758-63, 2000.  [PUBMED Abstract]

  9. Camúñez F, Echenagusia A, Simó G, et al.: Malignant colorectal obstruction treated by means of self-expanding metallic stents: effectiveness before surgery and in palliation. Radiology 216 (2): 492-7, 2000.  [PUBMED Abstract]

  10. Coco C, Cogliandolo S, Riccioni ME, et al.: Use of a self-expanding stent in the palliation of rectal cancer recurrences. A report of three cases. Surg Endosc 14 (8): 708-11, 2000.  [PUBMED Abstract]

  11. Blair SL, Chu DZ, Schwarz RE: Outcome of palliative operations for malignant bowel obstruction in patients with peritoneal carcinomatosis from nongynecological cancer. Ann Surg Oncol 8 (8): 632-7, 2001.  [PUBMED Abstract]

  12. Baron TH: Expandable metal stents for the treatment of cancerous obstruction of the gastrointestinal tract. N Engl J Med 344 (22): 1681-7, 2001.  [PUBMED Abstract]

  13. Law WL, Chu KW, Ho JW, et al.: Self-expanding metallic stent in the treatment of colonic obstruction caused by advanced malignancies. Dis Colon Rectum 43 (11): 1522-7, 2000.  [PUBMED Abstract]

  14. Repici A, Reggio D, De Angelis C, et al.: Covered metal stents for management of inoperable malignant colorectal strictures. Gastrointest Endosc 52 (6): 735-40, 2000.  [PUBMED Abstract]

  15. Harris GJ, Senagore AJ, Lavery IC, et al.: The management of neoplastic colorectal obstruction with colonic endolumenal stenting devices. Am J Surg 181 (6): 499-506, 2001.  [PUBMED Abstract]

  16. Aviv RI, Shyamalan G, Watkinson A, et al.: Radiological palliation of malignant colonic obstruction. Clin Radiol 57 (5): 347-51, 2002.  [PUBMED Abstract]

  17. Dauphine CE, Tan P, Beart RW Jr, et al.: Placement of self-expanding metal stents for acute malignant large-bowel obstruction: a collective review. Ann Surg Oncol 9 (6): 574-9, 2002.  [PUBMED Abstract]

  18. Lopera JE, Alvarez O, Castaño R, et al.: Initial experience with Song's covered duodenal stent in the treatment of malignant gastroduodenal obstruction. J Vasc Interv Radiol 12 (11): 1297-303, 2001.  [PUBMED Abstract]

  19. Razzaq R, Laasch HU, England R, et al.: Expandable metal stents for the palliation of malignant gastroduodenal obstruction. Cardiovasc Intervent Radiol 24 (5): 313-8, 2001 Sep-Oct.  [PUBMED Abstract]

  20. Baron TH, Rey JF, Spinelli P: Expandable metal stent placement for malignant colorectal obstruction. Endoscopy 34 (10): 823-30, 2002.  [PUBMED Abstract]

  21. De Conno F, Caraceni A, Zecca E, et al.: Continuous subcutaneous infusion of hyoscine butylbromide reduces secretions in patients with gastrointestinal obstruction. J Pain Symptom Manage 6 (8): 484-6, 1991.  [PUBMED Abstract]

  22. Ripamonti C, Mercadante S, Groff L, et al.: Role of octreotide, scopolamine butylbromide, and hydration in symptom control of patients with inoperable bowel obstruction and nasogastric tubes: a prospective randomized trial. J Pain Symptom Manage 19 (1): 23-34, 2000.  [PUBMED Abstract]

  23. Fallon MT: The physiology of somatostatin and its synthetic analogue, octreotide. European Journal of Palliative Care 1 (1): 20-2, 1994. 

  24. Mystakidou K, Tsilika E, Kalaidopoulou O, et al.: Comparison of octreotide administration vs conservative treatment in the management of inoperable bowel obstruction in patients with far advanced cancer: a randomized, double- blind, controlled clinical trial. Anticancer Res 22 (2B): 1187-92, 2002 Mar-Apr.  [PUBMED Abstract]

  25. Mercadante S: Assessment and management of mechanical bowel obstruction. In: Portenoy RK, Bruera E, eds.: Topics in Palliative Care. Volume 1. New York, NY: Oxford University Press, 1997, pp. 113-30. 

  26. Fainsinger RL: Integrating medical and surgical treatments in gastrointestinal, genitourinary, and biliary obstruction in patients with cancer. Hematol Oncol Clin North Am 10 (1): 173-88, 1996.  [PUBMED Abstract]

  27. Ripamonti C, Panzeri C, Groff L, et al.: The role of somatostatin and octreotide in bowel obstruction: pre-clinical and clinical results. Tumori 87 (1): 1-9, 2001 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  28. Feuer DJ, Broadley KE: Systematic review and meta-analysis of corticosteroids for the resolution of malignant bowel obstruction in advanced gynaecological and gastrointestinal cancers. Systematic Review Steering Committee. Ann Oncol 10 (9): 1035-41, 1999.  [PUBMED Abstract]



Lista de Enlaces

1http://www.cancer.gov/espanol/pdq/cuidados-medicos-apoyo/nausea/HealthProfessio
nal/192.cdr#Section_192
2http://www.cancer.gov/espanol/pdq/cuidados-medicos-apoyo/nausea/HealthProfessio
nal