“Nos hemos reunido hoy porque estamos
de acuerdo con que el cambio climático es un problema
real, y que los seres humanos contribuyen a él. La
ciencia más perfecta nos dice exactamente esto. Ahora
bien, es nuestra responsabilidad, como líderes mundiales,
crear un nuevo consenso internacional en torno a cómo
ocuparnos del cambio climático”, dijo la secretaria
Condoleezza Rice en su discurso ante la Reunión de
las Principales Economías sobre Seguridad Energética
y Cambio Climático, el 27 de septiembre en Washington.
A continuación una traducción
de la transcripción de las palabras de la secretaria
Rice:
(comienza el texto)
Departamento de Estado de Estados Unidos
Washington, DC
27 de septiembre del 2007
Secretaria Condoleezza Rice
Discurso ante la Reunión de las Principales
Economías sobre la Seguridad Energética y
el Cambio Climático
SECRETARIA RICE: Muchas gracias. Buenos
días y muchas gracias, Paula, por esa amable presentación.
Quiero agradecerles a todos ustedes por unirse a nosotros
en esta muy importante conferencia. Especialmente, quiero
agradecerles a los ministros que se han esforzado para venir
hasta aquí, muchos de los cuales estuvieron en Nueva
York conmigo. También quiero agradecerles a los representantes
de las delegaciones, por unirse a nosotros.
Nos reunimos hoy porque estamos de acuerdo
en que el cambio climático es un problema real, y
que los seres humanos contribuyen al mismo La ciencia más
perfecta nos dice exactamente esto. Ahora bien, es nuestra
responsabilidad, como líderes mundiales, crear un
nuevo consenso internacional acerca de cómo ocuparnos
del cambio climático.
Esta prueba tiene mucho en común
con los otros grandes retos que definen a este joven siglo
– desde la proliferación de armas a la propagación
de las enfermedades y el terrorismo transnacional. Estos
son problemas verdaderamente mundiales, y ninguna nación,
no importa cuánto poderío o voluntad política
tenga, puede tener éxito actuando sola. Todos necesitamos
tener asociados y todos necesitamos actuar en concierto.
Quiero recalcar que Estados Unidos toma
muy en serio el cambio climático, porque somos a
la vez una economía importante y una importante fuente
de emisiones. El cambio climático es un problema
mundial y nosotros contribuimos a él, por lo tanto,
estamos preparados para ampliar nuestro liderazgo a fin
de atender el reto. Esa es la razón por la cual el
presidente Bush ha convocado a esta reunión.
El propósito de esa reunión,
y de las que seguirán, es asegurar que todos nosotros
trabajemos de manera pragmática en pos de un propósito
común, contribuir a una nueva estructura internacional
para ocuparnos del cambio climático más allá
de (el Protocolo de) Kioto y ayudar a todas las naciones
a cumplir con su responsabilidad conforme a la Convención
Estructural de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Aquí en este salón, tenemos
participantes mundiales importantes en el cambio climático
– aquéllos que más contribuyen al problema
y aquéllos que son esenciales para llegar a una solución.
Tenemos representantes de las principales instituciones
internacionales y organizaciones no gubernamentales. Tenemos
miembros de la industria privada. Y tenemos gobiernos de
países que comprenden alrededor de dos tercios de
la población mundial, cuatro quintas partes de la
economía mundial y alrededor de cuatro quintas partes
de las emisiones mundiales. Todos representamos muchos intereses
y opiniones diferentes, pero, en último término,
necesitamos responder simplemente a una pregunta fundamental:
¿qué clase de mundo queremos habitar, y qué
clase de mundo nos proponemos legar a las generaciones futuras?
Esa pregunta resuena profundamente en cada
estadounidense. Siempre hemos encontrado refugio y significado
en la majestuosidad de nuestro ambiente. Y siempre hemos
sido apasionados en cuanto a nuestro deber de ser buenos
administradores del mundo natural. Como uno de nuestros
conservacionistas, el presidente Teddy Roosevelt, dijo hace
exactamente un siglo “Debe haber una comprensión
del hecho de que derrochar, destruir, nuestros recursos
naturales resultará en socavar, cuando lleguen los
días de nuestros hijos, la misma prosperidad que,
en justicia, debimos legarles a ellos, ampliada y desarrollada”.
El presidente Bush comparte esta convicción
y él mismo se ha hecho eco de ella. “La buena
administración del ambiente no es simplemente una
responsabilidad personal”, dijo. “Es un valor
público. Los estadounidenses están unidos
en su convicción de que debemos preservar nuestro
patrimonio cultural y salvaguardar el ambiente”.
Y permítanme simplemente decir, a
nivel personal, que soy californiana, y de un estado junto
a las costas del Océano Pacífico y entre las
colinas de Palo Alto, donde yo vivo, donde la conservación
y la protección del ambiente mundial es una causa
que nos interesa muy, muy profundamente.
Al mismo tiempo, reconocemos que el cambio
climático es un asunto complejo y un problema difícil
porque no se puede lidiar efectivamente con él como
si fuera sólo un reto ambiental. Como nuestros líderes
lo acordaron este año en las reuniones del G-8 y
la APEC, el cambio climático requiere una respuesta
integral, que abarque la administración ambiental,
el crecimiento económico, la oferta y la seguridad
energéticas y el desarrollo y despliegue de una nueva
tecnología de energía limpia. La manera en
que crearemos esta respuesta integral tiene consecuencias
importantes, no sólo para nuestro futuro, sino también
para nuestro presente.
Ahora mismo, más de la mitad de la
población del mundo vive con menos de dos dólares
diarios. Muchos de estos hombres, mujeres y niños
no tienen acceso a la energía y, por lo tanto, poca
capacidad de hacer las cosas básicas que nosotros,
más privilegiados, damos por descontadas, como almacenar
alimentos, leer y estudiar después que se pone el
sol, enfriar y calentar nuestros hogares o encender una
computadora y conectarnos con un mundo cada vez más
refinado tecnológicamente. Ayudar a los marginados
de la economía mundial a sacarse a sí mismos
de la pobreza extrema es una de las grandes cuestiones morales
de nuestro tiempo. De modo que debemos comprometernos a
ocuparnos del cambio climático de una manera que
no deje a las economías hambrientas de la energía
que necesitan para crecer, y que no amplíe la ya
significativa brecha entre las naciones desarrolladas y
en desarrollo.
Esperamos poder progresar, en esta reunión
y en las que vendrán, en dirección de esa
meta, y que al hacerlo así apoyaremos y aceleraremos
los procesos más amplios que ahora hay en marcha
en la Convención Estructural de las Naciones Unidas.
Como muchos de ustedes, acabo de llegar de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, donde participé en el evento
de alto nivel sobre el cambio climático. Estados
Unidos apoya las metas de ese evento. Y queremos que tenga
éxito la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático, a tener lugar este año
en Indonesia, Esa es la razón por la que les pedimos
a los miembros de esta reunión concentrarse en estas
tareas importantes.
En primer lugar, debemos acordar una meta
de largo plazo para la reducción de los gases del
efecto invernadero. El cambio climático es un reto
para generaciones, y requiere un compromiso formal de largo
plazo para revertir el crecimiento de las emisiones mundiales
al punto en el que podamos estabilizar las concentraciones
de gases del efecto invernadero en la atmósfera .
Debemos hacerlo, como lo acordamos en la Convención
Estructural de las Naciones Unidas, dentro de un calendario
que le permita al ambiente adaptarse, de una manera que
asegure el continuo desarrollo económico mundial.
Nuestra segunda tarea consiste en establecer
metas y programas nacionales para alcanzar nuestra meta
común más amplia. Permítanme recalcar
que este no es esfuerzo que todos deben realizar de la misma
manera. Cada país debe tomar sus propias decisiones,
que reflejen sus propias necesidades y sus propios intereses,
sus propias fuentes de energía y sus propias políticas
nacionales. Aunque unidas por metas comunes y responsabilidades
colectivas, todas las naciones deberían abordar el
cambio climático de las maneras que consideren mejores.
Por ejemplo, aquí en este país
sostuvimos en el 2005 un debate nacional sobre la energía.
Generó un acuerdo bipartidista sobre los nuevos mandatos
para combustibles renovables y eficiencia de aparatos, junto
con una asignación de varios miles de millones de
dólares para investigar y llevar al mercado tecnología
de energía limpia. Muchos de nuestros estados usan
más energía renovable y aumentan la eficiencia
de los edificios. El presidente Bush trabaja para reducir
hasta un 20 por ciento, en diez años, el consumo
de gasolina, y recortar los gases del efecto invernadero
mediante nuevas normas obligatorias para combustibles alternativos
y eficiencia mejorada de los vehículos.
Medidas como estas son necesarias para asegurar
que nuestras actuales políticas económicas
y energéticas sean, a la vez, efectivas desde el
punto de vista del costo y del ambiente. Pero, en último
término, comprendemos que el reto de largo plazo
que encaramos es intimidante y requiere adelantos adicionales
en tecnología y construir substancialmente sobre
el progreso reciente. Administrar la situación actual
no es, simplemente, una respuesta adecuada.
Y no es difícil comprender por qué.
En el mundo de hoy – en lugares como Sao Paulo y Shanghai
y Mumbai y la Ciudad de México y Yakarta y Johannesburg,
y en muchas ciudades del mundo desarrollado, millones de
personas se esfuerzan por hacerse un lugar en la clase media
mundial que va surgiendo, y por todas las expectativas que
abrirá una vida moderna – desde empleos bien
remunerados hasta automóviles y viviendas dignas.
Pero el hecho es que, no importa cuanto mejoremos nuestra
actual estrategia energética, la economía
y el ambiente, nuestra trayectoria actual no puede acomodarse
a los sueños de esas gentes.
Si seguimos por nuestro camino de hoy, enfrentamos
una opción inaceptable. Sacrificamos el crecimiento
económico mundial para asegurar la salud de nuestro
planeta, o sacrificamos la salud de nuestro planeta para
continuar con el crecimiento alimentado con combustibles
fósiles.
Es una opción que debemos negarnos
a hacer. En lugar de ello, debemos cortar el nudo gordiano
de los combustibles fósiles, las emisiones de carbono
y la actividad económica. El presente sistema ya
no es sostenible, y debemos trascenderlo por entero mediante
una revolución en la tecnología energética.
Por lo tanto, nuestra tercera tarea es la de trabajar con
la industria privada para desarrollar y llevar al mercado
nuevas tecnologías energéticas que no sólo
no plantean riesgos al crecimiento económico, sino
que, en realidad, pueden acelerarlo.
En nuestra perspectiva de un mundo más
esperanzador, millones de personas que ahora están
en el margen de la economía mundial no sólo
se unirán a un ciclo de prosperidad en continua expansión,
sino que se unirán a los ciudadanos de las naciones
desarrolladas para compartir nuevas tecnologías que
transformarán por entero las maneras en que los seres
humanos nos relacionamos con nuestro mundo natural, y unos
con otros. Será un mundo de automóviles limpios
que funcionen con etanol o células de hidrógeno,
un mundo repleto de buenos empleos en parques de oficinas
y rascacielos verdes, un mundo donde la energía esté
a disposición de todos -- al mover un interruptor
o dar vuelta a una llave – procedente de fuentes alternativas
como el viento, el carbón limpio o la energía
nuclear de uso civil.
En años recientes Estados Unidos
ha venido invirtiendo en tecnologías de energía
que encierran el potencial de superar el reto del cambio
climático y transformar nuestro mundo. Este ha sido
el foco de nuestros esfuerzos aquí en nuestro país
y la meta de nuestra diplomacia internacional. Donde hemos
hecho un esfuerzo especial para forjar nuevas asociaciones
con países en desarrollo.
Con Brasil, trabajamos para aprovechar el
enorme potencial de los biocombustibles, tanto para satisfacer
nuestras necesidades energéticas como para ayudar
a las naciones en desarrollo de las Américas a satisfacer
las suyas. Juntos, desarrollamos y compartimos nuevas tecnologías
que pueden permtiirles a los consumidores de combustibles
fósiles cambiarse a los biocombustibles de producción
local.
Con la India hemos negociado un acuerdo
para abrir un camino de cooperación en energía
y tecnología nuclear de uso civil. Una vez finalizado,
este acuerdo ayudará a uno de los consumidores de
energía de más rápido crecimiento en
el mundo a satisfacer las aspiraciones económicas
de su pueblo, emprendiendo una segunda Revolución
Verde.
Y en Asia hemos ayudado a unir con otros
estados regionales a los dos mayores países en desarrollo,
China e India, para formar la Asociación de Asia
y el Pacífico para el Desarrollo Limpio y el Clima.
En colaboración con líderes mundiales de la
industria privada, nuestros gobiernos tratan de compartir
las nuevas tecnologías energéticas que pueden
alimentar el desarrollo económico y que sean a la
vez sostenibles y ambientalmente sanas.
Damas y caballeros, debido a que el cambio
climático afecta tantas áreas de la empresa
humana – desde nuestras políticas energéticas
a nuestra actividad económica y a nuestro futuro
ambiental – el reto puede parecer intimidante. Y en
verdad lo es. Pero este reto puede ser también un
catalizador del progreso de hoy. Y esa es la idea que quiero
dejarles a ustedes esta mañana.
Mientras trabajamos juntos, en esta reunión
y en la Convención Estructural de las Naciones Unidas
– mientras tomamos medidas para reducir las emisiones
y desarrollar nuevas tecnologías a fin de llevarnos
más allá de los combustibles fósiles
– enfoquemos el cambio climático no como una
amenaza que se cierne en el futuro, sino como una oportunidad
en el presente para trabajar unidos, una oportunidad de
trazar una estrategia mejor y más sostenible para
alimentar el desarrollo humano, una oportunidad de sacar
de la pobreza a millones de personas y llevarlos a la promesa
de la economía mundial, y una oportunidad de proteger
un preservar nuestro mundo natural – no sólo
para las generaciones futuras, sino también para
aquéllos de nosotros que vivimos ahora.
Mucho quiero agradecerles a ustedes su presencia
aquí hoy. Tenemos ante nosotros retos importantes,
pero es bueno reunirnos para hablar de cómo enfocar
los retos. Y es también bueno reunirnos para hablar
acerca de cómo podríamos aprovechar las oportunidades.
Espero con verdadero interés trabajar con todos ustedes.
Muchas gracias.
(termina el texto)
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