El Servicio Universal y los Adelantos Tecnológicos en los Estados Unidos Gloria Tristani, Comisionada de la Comisión Federal de Comunicaciones de los EE.UU. Pronunciado ante el Foro Centroamericano y del Caribe sobre el Servicio Universal Santo Domingo, República Dominicana 16 de febrero de 2001 Muchas gracias por tan amable presentación. Es para mí un gran placer poder estar hoy aquí con ustedes para hablar de un asunto que siento en lo más profundo de mi corazón: la promoción de políticas destinadas a asegurar que todos se beneficien de la revolución de las comunicaciones. Quiero agradecer al Licenciado Orlando Jorge Mera, Presidente de Indotel por haber convocado este foro para los responsables de formular políticas, y por haberme invitado a compartir la experiencia del servicio universal en los Estados Unidos. En cierta ocasión Nelson Mandela dijo: "Para el Siglo XXI, es casi seguro que la capacidad para comunicarnos se convertirá en un derecho humano fundamental." "Nuestros hijos", añadió, "son nuestra mayor riqueza, por lo que somos responsables de proporcionarles las aptitudes y los conocimientos necesarios para crear las sociedades de información del futuro." Por ser los responsables de formular políticas, nosotros podemos ayudar a encaminar esta inspiración para convertirla en realidad, y la presencia de ustedes en este foro demuestra que esta visión transciende todas las fronteras. Todos estamos familiarizados con algunos de los adelantos tecnológicos que están facilitando el acceso a la Era de la Información. Los adelantos de hoy día son, cuando menos, asombrosos. Las fibras ópticas han ampliado la capacidad y reducido el costo de las transmisiones a largas distancias, ya sean intercontinentales o transoceánicas. Y en lo que corresponde al cliente, las tecnologías para establecer conexiones con los consumidores, tales como el DSL y los módems de cables, están haciendo llegar la banda ancha a las terminales de los usuarios finales. Mientras tanto, los servicios inalámbricos representan una tecnología tan avanzada que están derribando las barreras de la distancia, el tiempo y el terreno. Y los satélites están proporcionando acceso bidireccional de alta velocidad a la red Internet, enlazando zonas de recepción transnacionales. Estos avances tecnológicos hacen algo más que enriquecer nuestras vidas, aumentar la productividad y generar beneficios económicos. Representan los cimientos de una red de comunicaciones verdaderamente accesible y ubicua que llega a todos los rincones del mundo. Estas plataformas de comunicaciones pueden salvar el doble obstáculo de la lejanía y la pobreza que impide a los pueblos disfrutar de los beneficios de la Era de la Información. Con estas plataformas se puede transmitir información y aplicaciones que modificarán la forma en que la gente se comunica, enseña, cuida de los enfermos y se gana la vida. En otras palabras, pueden ofrecer soluciones capaces de cambiar vidas. Naturalmente, toda discusión sobre el servicio o cobertura universal comienza con la simple pregunta: ¿Cómo deberíamos caracterizar el concepto del servicio universal? La simple respuesta es que no podemos hacerlo. No puede existir un solo método apropiado para todas las naciones. Además, la cobertura universal debería incluir una aptitud diferente para cada programa diferente. Pero permítanme identificar una misión doble: hacer llegar un servicio telefónico básico y económicamente accesible a las comunidades y consumidores no atendidos y ampliar el suministro de servicios avanzados de manera que todos los pueblos se puedan beneficiar de la Era de la Información. La cobertura universal tiene muchas metas variadas. Para comenzar, el acceso universal, o sea, el acceso a las comunicaciones dentro de una distancia razonable, está dentro de la realidad en algunos lugares, mientras que en otros el servicio universal para los hogares es factible. Mientras que el acceso de calidad telefónica puede ser un nivel adecuado de servicio subvencionado para los hogares, los enlaces de banda ancha para Internet y la transmisión de datos pueden resultar idóneos en un contexto comunitario. Una vez establecidas las metas, con ellas se podrá implementar una variedad de programas. Algunos se aplican a zonas remotas, mientras que otros están dirigidos a clientes de bajos ingresos, y otros se concentran en una meta específica de la sociedad, como el mejorar la educación o la salud. El financiamiento podría provenir del propio sector de las telecomunicaciones o de los ingresos generales. Mis palabras esta mañana se concentrarán en la experiencia estadounidense: los principios básicos que hemos identificado para guiar la política del servicio universal, los programas específicos que estamos implementando, y algunos ejemplos de cómo la convergencia de la tecnología está ayudando a alcanzar nuestros objetivos. La experiencia estadounidense no es más que una, y permítanme ser la primera en decir que no es perfecta. Sin embargo, creo que incluye una variedad de métodos que aumentan el acceso a los beneficios de la revolución de las comunicaciones. El servicio universal tiene una larga historia en los Estados Unidos. Cuando el Congreso creó la Comisión Federal de Comunicaciones en 1934, encomendó a esta nueva agencia una meta fundamental: "...poner a la disposición de todo el pueblo de los Estados Unidos, en la mayor medida posible, sin distinción de raza, color, religión, origen nacional o sexo, un servicio de comunicaciones alámbricas e inalámbricas rápido y eficiente que abarque a toda la nación y el mundo, con instalaciones adecuadas y tarifas razonables." Durante muchos años los mecanismos de apoyo al servicio universal han ayudado a poner el servicio telefónico al alcance económico de consumidores y usuarios de bajos ingresos que residen en lugares donde el costo del servicio es elevado. En un entorno monopolístico, este sistema requirió mecanismos de apoyo implícitos, entre ellos subsidios para servicio de larga distancia a servicio local, subsidios para servicio de negocios a residencias, y la promediación geográfica de las tarifas. En 1996 el Congreso reformó totalmente el sector de las telecomunicaciones. La Ley de Telecomunicaciones de 1996 adoptó la doble meta de promover la competencia y el servicio universal. La reforma era esencial para conservar y ampliar el servicio universal en un medio competitivo. La Ley de 1996 también incluyó la ayuda explícita para escuelas, bibliotecas y proveedores de servicios de salud en zonas rurales, además de zonas de alto costo y consumidores de bajos ingresos. Para alcanzar este objetivo, el Congreso y la Comisión formularon principios básicos para guiar las directrices del servicio universal. Entre éstos figuran los siguientes: ? Los servicios de calidad deben ofrecerse con tarifas equitativas, razonables y económicamente accesibles; ? El apoyo debe ser explícito, en lugar de implícito; ? El apoyo debe ser específico, previsible y suficiente; ? El apoyo debe ser neutral desde los puntos de vista competitivo y tecnológico; y ? Las contribuciones al servicio universal deben ser equitativas y no discriminatorias. Desde que se adoptó la Ley de 1996, la Comisión ha conservado el servicio universal y lo ha mejorado partiendo de estos principios. Las compañías de telecomunicaciones contribuyen al fondo del servicio universal basándose en un porcentaje de los ingresos de sus servicios de telecomunicaciones interestatales e internacionales a los usuarios finales. El porcentaje se fija cada trimestre por medio de una fórmula, que actualmente representa alrededor del 6.7 por ciento. Estos fondos se usan para sufragar cuatro programas importantes. El programa para zonas de alto costo ofrece ayuda a compañías de telecomunicaciones que ofrecen servicio telefónico en zonas de costo elevado. Existen niveles diferentes de asistencia, dependiendo del tamaño de la compañía y del costo del servicio dentro de una zona específica. Por ejemplo, las compañías pequeñas – o sea, las que tienen menos de 200.000 líneas en una región – reciben sumas de asistencia mayores que las que tienen más de 200.000 líneas. El nivel de financiamiento para este programa asciende a unos $2.500 millones al año. La asistencia para usuarios de bajos ingresos se ofrece por medio de dos programas: el programa Link-Up America, que ayuda a consumidores calificados de bajos ingresos pagándoles la mitad del costo inicial de conexión, hasta $30.00; y el programa Lifeline Assistance, que reduce los cargos mensuales del servicio hasta unos $8, incluyendo la asistencia recibida del estado. El nivel de financiamiento para este programa asciende a unos $500 millones al año. El programa para las escuelas y bibliotecas, también conocido como el programa de tarifa-E, ofrece descuentos en la compra de servicios de telecomunicaciones, acceso a Internet y conexiones internas. Las escuelas calificadas, desde kindergarten hasta el grado 12, y las bibliotecas negocian con los proveedores para obtener el paquete de servicios mejor y más eficaz en función del costo, y luego piden descuentos que oscilan entre el 20 y el 90 por ciento, según el nivel de ingresos de los estudiantes y si la escuela o biblioteca se encuentra en un área rural. El nivel de financiamiento para este programa asciende a unos $2.250 millones al año. El programa de atención de salud rural promueve el crecimiento de la telemedicina en zonas rurales, ofreciendo a proveedores de atención de salud públicos y sin fines de lucro en esas zonas, tarifas de telecomunicaciones casi iguales a las pagadas en zonas urbanas. La meta consiste en poner servicios de telecomunicaciones avanzadas al alcance de las zonas rurales – para ofrecer una atención de salud igual a todos los estadounidenses. El nivel de financiamiento para este programa asciende a unos $400 millones al año. Con la ayuda de estos programas, alrededor del 94 por ciento de las familias estadounidenses puede tener servicio telefónico básico; las escuelas y bibliotecas tienen conexiones con Internet y más de un millón de aulas están alambradas; y los proveedores de atención de salud rural pueden colaborar con centros médicos urbanos. Sin el programa de servicio universal, no cabe duda de que esas conexiones serían menos y más esporádicas. Aunque estos programas han logrado mucho, el año pasado llegamos a la conclusión de que podrían hacer más para nuestra población más aislada, los indios nativos americanos. El número de abonados telefónicos entre los indios que viven en reservas promedia alrededor del 47 por ciento, y algunas tribus han notificado niveles de penetración inferiores al 20 por ciento. Existen muchas razones para explicar por qué el número de abonados es tan pequeño en los pueblos tribales, incluyendo el costo elevado del servicio básico en esos lugares, las áreas limitadas de llamadas locales, una infraestructura inadecuada y la alta concentración de personas de bajos ingresos. Para aumentar el número de abonados en tierras tribales indias, ampliamos el programa Lifeline de manera que las personas que cumplan los requisitos de ingresos puedan recibir servicio telefónico local básico por $1 al mes. También aumentamos la asistencia del programa Link-Up hasta $100 por persona elegible. Y reconociendo la importancia de los distintos servicios inalámbricos para atender las tierras tribales en lugares aislados, adoptamos un crédito de licitación para las próximas subastas de espectro de radiofrecuencias para las empresas de comunicaciones inalámbricas que prometan establecer instalaciones y ofrecer servicios a zonas tribales con tasas de penetración inferiores al 70 por ciento. Hemos tratado de responder a los adelantos competitivos y tecnológicos de los últimos años mediante la creación de un programa de servicio universal con flexibilidad para una variedad de participantes y plataformas. Permítanme contarles unas anécdotas de nuestra experiencia en los Estados Unidos. Como ustedes saben, los servicios inalámbricos están dejando atrás a las actuales redes alámbricas en todo el mundo. El crecimiento en el número de abonados inalámbricos se ha desbocado a medida que los consumidores responden a las alternativas de la competencia y los beneficios de la movilidad. Los servicios inalámbricos también están conectando comunidades aisladas o escasamente pobladas que están mal atendidas o son ignoradas por completo. A menudo se puede introducir una red inalámbrica local con más facilidad y eficacia en función del costo que un enlace alámbrico. De acuerdo con las reglas de la FCC, estas redes inalámbricas están comenzando a poner a prueba los principios del servicio universal de neutralidad tecnológica y apoyo portátil. Por ejemplo, en Puerto Rico, Centennial Communications está ofreciendo un servicio por redes inalámbricas local con la ayuda del servicio universal. El número de abonados telefónicos en Puerto Rico es mucho menor que el de los 50 estados de la nación, oscilando alrededor del 75 por ciento. El terreno montañoso de la isla es parcialmente responsable del limitado crecimiento de la red alámbrica. Estoy muy familiarizada con esto por haber nacido y haberme criado en la Isla del Encanto. Pues bien, en 1999, Centennial comenzó a operar un servicio fijo de redes inalámbricas local usando el espectro de su servicio PCS. Actualmente tiene más de 20.000 consumidores, muchos de los cuales carecían de servicio antes de intervenir Centennial. Esta empresa solicitó apoyo para servicio universal, y recibe la cantidad promedio de $7.50 por línea. Western Wireless es otra empresa dedicada a ofrecer servicios por redes inalámbricas local. Esta compañía ha instalado redes inalámbricas locales en casi 50 comunidades rurales y remotas en seis estados. Estas comunidades tienen entre 100 y 5.000 residentes. Y Western Wireless está a punto de recibir su primer apoyo para servicio universal. En el programa de atención de salud rural, los servicios por satélite han permitido practicar la telemedicina en algunos de los lugares más aislados de los Estados Unidos. El Centro de Salud Maniilaq, en el Northwest Borough de Alaska, es un magnífico ejemplo de ello. El Borough es casi del tamaño de Guatemala y tiene una población de 7.500 habitantes. Once pueblos tienen entre 100 y 1.000 residentes. El Borough no tiene caminos para conectarlo con el resto del mundo, ni para enlazar ninguno de los pueblos entre sí. Recientemente se construyó un centro médico en Kotzebue, el eje económico de la región, pero los pueblos sólo tienen clínicas de salud pequeñas con personal limitado. Con la ayuda del programa de atención de salud rural para servicio universal, la Asociación Maniilaq ha modernizado la conexión entre las clínicas de los pueblos, sustituyendo las líneas telefónicas por el servicio de banda ancha vía satélite que transmite imágenes digitales y vídeo en directo al centro de salud. Los médicos de Kotzebue informan que el vídeo en vivo les ha permitido guiar "virtualmente" los partos y el cuidado de los recién nacidos y tratar adecuadamente los casos de trauma. Mirando hacia el futuro, la tecnología nueva constantemente está promoviendo nuevos proyectos – y nuevas interrogantes – con relación al servicio universal. Recientemente me reuní con un grupo que planea establecer un Centro Móvil de Atención Mamográfica para suministrar servicios de telemamografía digital a mujeres nativas americanas en territorio indio en la Reserva Navajo en los estados de Arizona y Nuevo México. Casi el 5 por ciento de las mujeres nativas americanas que se someten a su primer examen mamográfico reciben resultados sospechosos. Este proyecto proporcionará exámenes en tiempo real y seguimiento inmediato a estas mujeres de alto riesgo que de otro modo no habrían sido examinadas ni recibirían atención de seguimiento. Actualmente el proyecto está negociando con un proveedor de servicios por satélite para conectar la máquina de mamografía móvil con médicos en Maryland, y piensa usar los fondos del servicio universal para sufragar el costo del enlace de comunicaciones. Además, la FCC está estudiando el futuro del servicio universal. Recientemente iniciamos una investigación para determinar si los programas para zonas de alto costo y de bajos ingresos debían abarcar una variedad más amplia de servicios, además de los de calidad telefónica, acceso a servicio entre centrales, emergencias, operadoras y ayuda del directorio telefónico, así como otros servicios básicos. La Ley de 1996 ofrece orientación específica sobre este asunto, y espero que observaremos muy de cerca esos factores. En términos más generales, nuevamente se está prestando atención a las cuestiones del financiamiento del servicio universal a medida que los servicios pasan a plataformas basadas en la red Internet. La evolución del mercado de comunicaciones también culminará en la evolución del servicio universal. Estos no son más que unos pocos ejemplos de los adelantos tecnológicos del servicio universal en los Estados Unidos. Tal como mencioné anteriormente, nuestras experiencias no son más que un ejemplo. Muchos de ustedes tienen sus propias anécdotas sobre el impacto de los nuevos participantes, nuevas tecnologías y nuevas cabinas públicas, infocentros y telecentros. Espero con interés nuestras discusiones al respecto. 6