Escudo de los EU
Embajada de los Estados Unidos 
COMUNICADO DE PRENSA 

Mexico, D.F. - Julio16 del 2001 

Tráfico de armas pequeñas: ¿es controlable?
De Agenda de la Política Exterior de E. U., de junio de 2001

El siguiente artículo apareció en el número de junio de 2001 del periódico electrónico AGENDA DE LA POLITICA EXTERIOR DE ESTADOS UNIDOS: "La proliferación de armas pequeñas y portátiles ilegales", de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Los periódicos electrónicos se publican en la Internet en: http://www.usinfo.state.gov/journals/jourspa.htm.

(comienza el texto)

TRAFICO DE ARMAS PEQUEÑAS: ¿ES CONTROLABLE?

Por Herbert L. Calhoun, vicedirector de la División de Política, Planes y Análisis, Oficina de Asuntos Político-Militares, Departamento de Estado de Estados Unidos.

("Desde el final de la Guerra Fría, el interés se ha concentrado en las armas pequeñas y las armas portátiles, principalmente como resultado del aumento radical de la cantidad, duración y capacidad destructiva de los conflictos internos, muchos de los cuales exigieron costosas misiones de mantenimiento de paz por las Naciones Unidas", dice Herbert L. Calhoun, vicedirector de División de Política, Planes y Análisis, Oficina de Asuntos Político-Militares, Departamento de Estado de Estados Unidos. "El cambio en el panorama de la seguridad internacional, de unas pocas guerras internacionales en gran escala a conflictos internos frecuentes y en pequeña escala, ocurre en un momento en que las normas internacionales, los regímenes de control de exportaciones y los tratados para controlar o eliminar las armas de destrucción en masa logran progreso substancial").

La mayoría de los esfuerzos para el control de armas emprendidos a partir de la Segunda Guerra Mundial se han dedicado a las armas nucleares y otras de destrucción masiva, o a las armas pesadas convencionales. Desde que el secretario general de las Naciones Unidas publicó un suplemento sobre el tema en su Agenda para la Paz de 1995 (enero de 1995), se ha prestado creciente atención a las armas que causan, de hecho, los horrores que presenciamos en Africa, los Balcanes y otras partes del mundo. Este tipo de armamentos consiste en armas pequeñas y armas portátiles, como minas terrestres, fusiles de asalto (como el AK-47) y ametralladoras. Este artículo evalúa los esfuerzos recientes para examinar estos problemas y desarrollar y establecer controles internacionales apropiados y efectivos sobre las armas pequeñas y las armas portátiles. El tema del control de las minas terrestres antipersonales ha seguido un camino separado, y no se lo trata aquí.

¿Qué son las armas pequeñas y las armas portátiles?

En términos generales, las armas pequeñas y las armas portátiles incluyen una diversidad de instrumentos letales, desde revólveres y pistolas hasta sistemas de defensa antiaérea que una sola persona puede transportar. Si bien no hay una definición universalmente aceptada de las armas pequeñas, por lo general se considera que el término abarca las armas de fuego y su munición, que puede transportar una sola persona, y que han sido diseñadas principalmente para uso de las fuerzas militares como armas letales. Una lista típica de armas pequeñas incluye pistolas automáticas, rifles y carabinas, metralletas, fusiles de asalto y ametralladoras ligeras. No se incluyen en esta lista los rifles de caza, los revólveres y pistolas de uso civil y armas que se consideran artículos de coleccionista, tales como piezas de museo y otras armas preservadas con propósitos históricos.

Las armas portátiles son, por lo común, más pesadas y grandes que las armas pequeñas y se las ha diseñado para que las empleen pequeños equipos o dotaciones de personal de infantería. Incluyen algunas armas de fuego y la munición correspondiente que pueden ser transportadas sin necesidad de vehículos, artillería liviana y cohetes y misiles guiados para usarlos contra vehículos blindados, aviones o fortificaciones. Una lista típica de las armas portátiles podría incluir también ametralladoras pesadas, lanzagranadas adosadas al cañón de un fusil o montadas, sistemas de defensa antiaérea (tales como cañones y misiles antiaéreos que se disparan desde el hombro), cañones antitanques y fusiles sin retroceso, sistemas portátiles antitanques y de lanzamiento de cohetes, y morteros de calibre inferior a los 100 milímetros. Las armas portátiles se ubican exactamente debajo de las siete categorías de armas pesadas que informa el Registro de Armas Convencionales, de las Naciones Unidas, y son, por lo tanto, una categoría intermedia entre las "armas pequeñas" y las "armas pesadas".

En comparación con los sistemas complejos de las armas pesadas, las armas pequeñas y las armas portátiles se producen en gran cantidad y están disponibles en abundancia, son relativamente fáciles de ocultar y su operación requiere poco mantenimiento, apoyo logístico y entrenamiento.

¿Porqué el mayor reciente interés en las armas pequeñas y las armas portátiles?

Desde el final de la Guerra Fría, el interés se ha concentrado en las armas pequeñas y las armas portátiles, principalmente como resultado del aumento radical de la cantidad, duración y capacidad destructiva de los conflictos internos, muchos de los cuales exigieron costosas misiones de mantenimiento de paz por las Naciones Unidas. El cambio en el panorama de la seguridad internacional, de unas pocas guerras internacionales en gran escala a conflictos internos frecuentes y en pequeña escala, ocurre en un momento en que las normas internacionales, los regímenes de control de exportaciones y los tratados para controlar o eliminar las armas de destrucción en masa logran progreso substancial. Al mismo tiempo, la proliferación y el uso de las armas pequeñas y las armas portátiles por parte de los criminales plantea amenazas crecientes a la seguridad nacional y regional.

Estas armas han alimentado docenas de conflictos internos y locales en todo el mundo, matando, hiriendo y desplazando a millones de personas, principalmente mujeres y niños, desde Albania hasta la República Democrática del Congo. Hoy día son verdaderas armas de destrucción en masa. Patrick Brogan, en "World Conflicts" (The Scarecrow Press, 1998), informa que las 85 guerras registradas desde 1945 han provocado entre 20 a 30 millones de muertes. El Instituto de Estudios Internacionales (ISS) de Sudáfrica informa que sólo en Africa han ocurrido 5.994.000 muertes en los últimos 50 años, debido en su mayor parte a las armas pequeñas y las armas portátiles. La Comisión para Refugiados, de Estados Unidos, calcula que en 1997 había más de 14 millones de refugiados en países extranjeros, y más de 19 millones de "refugiados internos", cantidad que rivaliza con los movimientos masivos de gente luego de la Segunda Guerra Mundial. En pocas palabras, la regulación de las armas pequeñas y las armas portátiles, si se la compara con las de las armas de destrucción en masa, sigue siendo un terreno relativamente subdesarrollado.

Los estimados de la cantidad de armas pequeñas y armas portátiles en circulación van de 100 a 500 millones, de los cuales de 50 a 80 millones son fusiles de asalto AK-47. Una cantidad creciente de países se convierten en autosuficientes para manufacturar armas pequeñas y la munición correspondiente, ya sea mediante la producción local o a través de licencias. Se ha informado que en las calles de algunos países en desarrollo puede comprarse un fusil de asalto AK-47 por una cantidad tan pequeña como 10 dólares estadounidenses, o cambiarlo por un pollo o una cabra. En otros países los criminales pueden alquilar por horas un AK-47, con el único propósito de cometer un delito. Las transferencias internacionales son también una fuente importante de suministro de armas pequeñas y armas portátiles, a través de una cantidad de canales, tanto legales como ilegales.

Los efectos negativos de la proliferación y el tráfico ilícito de armas pequeñas y armas portátiles han sido diversos y de largo alcance. Aunque los más importantes son el aumento de las amenazas a la seguridad internacional y regional, estos efectos se han hecho sentir también indirectamente a través del aumento drástico de los costos del mantenimiento de la paz resultantes del número y la intensidad crecientes de los conflictos internos. Otros aspectos negativos de estas armas incluyen su uso cada vez más amplio por parte de los terroristas, el incremento de las amenazas a las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y los trabajadores de socorro humanitario, y el sabotaje de la aplicación de los acuerdos de paz. La necesidad urgente de frenar la proliferación y el uso indebido de estas armas, que ha sido recalcada por dos secretarios generales de las Naciones Unidas, le ha planteado a la comunidad internacional una cantidad de retos de tipo humanitario, de ejecución de la ley, relativos al desarrollo y de seguridad.

Cultura y el control de las armas pequeñas y las armas portátiles

La soberanía nacional, por definición, incluye el derecho de monopolizar el uso legítimo de la fuerza. De acuerdo con el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, los estados tienen también el derecho de usar la fuerza en defensa propia o en defensa de su soberanía. Las armas pequeñas y las armas portátiles usadas para mantener el orden interno y defender las fronteras de una nación representan la manifestación más visible y permanente de estos derechos fundamentales y, por lo tanto, seguirán estando siempre estrechamente identificadas con los temas de la independencia y la soberanía. Una extensión lógica de estos derechos consiste en que los estados tienen derecho de manufacturar legalmente o adquirir de otra manera las armas necesarias para su propia defensa.

Tradicionalmente, han sido las leyes nacionales, más bien que las internacionales, las que prescriben los términos de la posesión y uso de las armas pequeñas y las armas portátiles por parte de las fuerzas de seguridad y los ciudadanos particulares. De ahí que los intentos internacionales para controlar las armas pequeñas y las armas portátiles deben tener en cuenta esos derechos fundamentales de los estados. Las normas culturales, los valores sociales y las tradiciones históricas afectan la regulación interna de las armas. Por ejemplo, aprender a usar un arma de fuego con fines de defensa personal, con propósitos deportivos o para entrenamiento militar es algo común en muchos países. En muchos países se les permite a las fuerzas armadas, la policía o la milicia portar y usar armas pequeñas de conformidad con las leyes nacionales, y en ciertos países como Estados Unidos los ciudadanos particulares pueden hacerlo también. El derecho de poseer y portar armas puede incluso estar asegurado por leyes y constituciones nacionales, como es el caso de Estados Unidos. Las propuestas de control de armas pequeñas y armas portátiles deben tener en cuenta tales diferencias en orientación nacional y el hecho de que los estados se cuidan celosamente de cualquier intrusión externa en sus políticas nacionales.

Causas de la inseguridad

Si bien las armas pequeñas y las armas portátiles desempeñan un papel importante en exacerbar los conflictos que de enormes costos humanos y socioeconómicos, las causas de tales conflictos responden a diferencias y disparidades políticas, económicas, étnicas y religiosas. A menudo, éstas se ven agravadas por las deficiencias relativas al gobierno, como las políticas excluyentes y represivas y la falta o debilidad de las instituciones democráticas, la ausencia del respeto al mandato de la ley y a los derechos humanos. Las condiciones de inseguridad endémica y débiles estructuras nacionales e internacionales de regulación y aplicación de la ley, unidas al hecho de que estas armas son baratas, fácilmente disponibles, se ocultan y se transportan con facilidad a través de las fronteras porosas y requieren poco mantenimiento y entrenamiento, complican aún más los problemas de la proliferación extensa, el tráfico y la posesión ilícitos y el uso por parte de los criminales.

Oferta y demanda

Si el problema de las armas pequeñas y las armas portátiles ha de ser superado, se requieren estrategias tanto del lado de oferta como de la demanda. Las armas sin control que circulan en países que tienen gobiernos frágiles y un historial de problemas internos graves sólo exacerban las causas del conflicto. Es obvio que hay que lidiar con la "oferta excesiva" y sus muchas consecuencias imprevistas. Al mismo tiempo, es un hecho que el uso de armas es, a menudo, sólo un síntoma de enfermedades sociales más profundas, enfermedades que causan la inseguridad que impulsa la demanda de armas. Eliminar los instrumentos sin atender las causas de la inseguridad generará simplemente una nueva demanda de armas de reemplazo, y no afectarán las fuentes de la inseguridad. Es ineludible ocuparse de estas fuentes, como, por ejemplo el subdesarrollo, si los intentos de controlar las armas han de ser efectivos. La estrategia más promisoria de todo el complejo de problemas asociados con las armas pequeñas es la que equilibra los esfuerzos del lado de la oferta y del lado de la demanda y los integra con programas diseñados para aliviar el subdesarrollo y otras causas básicas de la inseguridad.

¿Transferencias legales o ilegales?

Las transferencias legales e ilegales están a menudo tan estrechamente entrelazadas que es difícil establecer un criterio claro para distinguirlas. Muchas armas que se originan como producto o exportación legal finalmente caen en la circulación ilegal. Es imposible saber con certeza qué porcentaje de transferencias de armas pequeñas y armas portátiles es legal o ilegal, o cuándo y cómo las armas que originalmente se transfirieron legalmente se han convertido en ilegales en algún momento de su historia.

La crisis en Somalia es un ejemplo que viene al caso. Las armas que ayudaron a convertir esa crisis en algo cercano a la anarquía pueden remontarse directamente a la inundación de fusiles de asalto AK-47 que llevaron a Somalia unos 200.000 soldados adolescentes que huían de la guerra del Ogadén. El gobierno de Somalia, con propósitos de seguridad legítimos, adquirió esas armas legalmente. Muchas de las armas que se compran legalmente en un conflicto por motivos de seguridad, terminan siendo usadas con propósitos ilegales en otro. A menudo las vuelven a poner en circulación gobiernos o subgrupos étnicos que simpatizan con el ejército o las fuerzas rebeldes de otro país. Algunas armas recuperadas en El Salvador gracias a los programas de recompra de armamento habían sido usadas en Vietnam, Uganda y Angola. Una de las preguntas que causan mayor perplejidad a analistas y estudiosos es la de "¿cómo pueden las medidas internacionales regular las armas pequeñas y las armas portátiles, teniendo en cuenta la ambigüedad que hay entre lo que es lícito en un determinado momento e ilícito en otro?"

Respuesta de la comunidad internacional

Las Naciones Unidas se han mantenido a la vanguardia de los esfuerzos para restringir la proliferación de armas pequeñas y armas portátiles. Basándose en sus iniciativas previas que reclamaban acción para combatir el comercio ilícito y el uso criminal de las armas pequeñas y las armas portátiles, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) ha aprobado en años recientes varias resoluciones que propugnan una gama de acciones en todos los niveles.

-- La Resolución 46/36 H del 6 de diciembre de 1991 pidió a los estados que frenaran el tráfico ilícito de armas mediante un mejor control de las reservas y transferencias y estimular la tarea, en todo nivel, para armonizar las leyes y procedimientos pertinentes. Esta resolución contenía una lista de medidas indicativas a ser aplicadas a nivel nacional, regional e internacional.

-- La Resolución 50/70 B del 12 de diciembre de 1995 requirió del secretario general que estableciera un grupo de expertos gubernamentales para preparar un informe sobre la naturaleza y causa de los problemas con las armas pequeñas. El grupo de 16 naciones se estableció y se reunió por primera vez el 24 de junio de 1996, y volvió a reunirse en julio de 1997. En octubre de 1997 el grupo emitió un informe que analizaba la naturaleza y causas de los problemas de las armas pequeñas y ofrecía varias recomendaciones para que los estados emprendieran acción voluntaria para ocuparse del problema.

-- La Resolución 52/38 J de 1997 estableció un segundo grupo de 23 miembros que se reunió en 1998 para examinar la aplicación de las recomendaciones del primer informe, sugerir medidas ulteriores y examinar la factibilidad de celebrar una conferencia internacional sobre todos los aspectos del tráfico ilícito de armas pequeñas.

-- Las Resoluciones 51/45 N del 10 de diciembre de 1996 y 52/38 G del 9 de diciembre de 1997 fueron las primeras concebidas para ocuparse de los aspectos del desarme posterior a los conflictos. Recalcaron la importancia y los beneficios de instituir ciertas medidas prácticas de desarme durante los conflictos y después de ellos, medidas tales como recoger, controlar y destruir armas pequeñas y armas portátiles, la desmovilización y reintegración de ex combatientes y las maneras de restringir la producción y las transferencias ilícitas.

-- La Resolución 54/54 V del 15 de diciembre de 1999 propuso una conferencia internacional sobre el "comercio ilícito de armas pequeñas y armas portátiles en todos sus aspectos", a celebrarse en el verano de 2001. Especificaba la resolución que la conferencia debe preparar un programa de acción mundial como su resultado principal. La conferencia quedó programada para el 9 al 20 de julio de 2001. El primer Comité Preparatorio (Prepcom) se reunió del 28 de febrero al 3 de marzo de 2000; del 8 al 19 de enero de 2001; y del 20 al 30 de marzo de 2001. El Prepcom tomó decisiones sobre sus cuestiones claves de procedimiento y completó una segunda lectura del borrador del Programa de Acción. Las expectativas en torno a las perspectivas de la conferencia ya han alcanzado altos niveles; sin embargo, quedan por resolverse ciertas difíciles cuestiones en el texto del borrador del Programa de Acción.

La acción de las Naciones Unidas acerca de las armas pequeñas y las armas portátiles no se limita a la Asamblea General. En una declaración de septiembre de 1999, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reconoció también el creciente problema. Y están interesados también los niveles más altos de las Naciones Unidas. Como lo hizo notar en la introducción, el secretario general lanzó en enero de 1995 un toque de clarín para llamar a la acción en el aspecto de las armas pequeñas y las armas portátiles. En el suplemento de "Programa para la Paz", observó el progreso considerable logrado en el tratamiento de las armas de destrucción en masa, y alentó a la comunidad internacional a volver su atención a las armas que "realmente matan gente por centenares de miles y que se usan en los conflictos en los que las Naciones Unidas intervienen de hecho: las armas pequeñas y las armas portátiles". En respuesta al llamado del secretario general, se desarrollaron varias iniciativas, que continúan.

Por ejemplo, en noviembre de 1997 Estados Unidos, México y otros 26 gobiernos del Hemisferio Occidental firmaron, por intermedio de la Organización de los Estados Americanos (OEA), una convención contra la manufactura y tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones y materiales explosivos. El tratado requiere de los estados que fortalezcan los controles fronterizos, marquen las armas de fuego e intercambien información sobre fabricantes, negociantes, importadores y exportadores de armas.

En mayo de 1998 los 15 países miembros de la Unión Europea (UE) llegaron a un compromiso político sobre un código de conducta para regir las transferencias de armas. El código establece ocho criterios para las exportaciones de armas procedentes de la UE, los cuales imponen restricciones a las transferencias a los violadores de los derechos humanos, los gobiernos represores y las exportaciones a áreas donde hay conflictos prolongados. En diciembre de 1998, en un esfuerzo para combatir la acumulación desestabilizadora de armas pequeñas, los países de la UE aprobaron también una Acción Conjunta sobre Armas Pequeñas, legalmente obligatoria. La Acción Conjunta tiene el propósito de ayudar a contener la proliferación de armas pequeñas mediante el apoyo a las reducciones de reservas, al registro nacional, intercambios de información, mejoramiento de los controles nacionales, mejoramiento de la educación y la concientización y la provisión de incentivos a las facciones en lucha para que entreguen y destruyan sus armas.

En julio de 1998 21 naciones se reunieron en Oslo, Noruega, a instancias de ese gobierno, para celebrar la primera conferencia internacional a nivel gubernamental sobre armas pequeñas. Los asistentes concordaron en que la complejidad del problema de las armas pequeñas requiere acciones multifacéticas y seguir una diversidad de vías paralelas. El consenso de Oslo se materializó en un documento
final, "Elementos de un Entendimiento Común", que pedía apoyo mundial a 11 iniciativas mundiales existentes. En diciembre de 1999 se llevó a cabo en Oslo una segunda conferencia de la que también fue anfitriona Noruega. Asistieron 18 países de diversas ubicaciones geográficas. El objetivo de esta conferencia fue tomar nota de los acontecimientos en curso y participar en discusiones a fondo sobre la intermediación en el comercio de armas. El resultado de esta segunda conferencia fue un segundo documento "Elementos de un Entendimiento Común", que identificó aspectos de estudio posterior y delineó varias medidas posibles para atender los problemas de la intermediación en el comercio de armas.

En la Cumbre de Naciones no Alineadas que se celebró en agosto y septiembre de 1998 en Durban, Sudáfrica, los jefes de estado manifestaron su preocupación por las transferencias y circulación ilícitas de armas pequeñas y su proliferación, que consideraron constituye una amenaza grave a la seguridad regional de muchas naciones no alineadas. Urgieron a quienes asistieron a la cumbre que tomaran medidas para lidiar efectivamente con los problemas de las armas pequeñas a través de medios administrativos y legislativos, e instaron a los productores y a las naciones con los principales arsenales a reducir significativamente la producción y comercio de armas convencionales.

Continuando con el impulso de la primera conferencia de Oslo, el gobierno de Bélgica fue anfitrión en octubre de 1998 de una conferencia -- la primera de su clase -- sobre "Desarme Sostenible para el Desarrollo Sostenible". Unos 90 países, además de un muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) estuvieron representados en Bruselas. La conferencia rechazó la idea de que el desarme y el desarrollo podrían tratarse exitosamente por separado, y pidió a las naciones que aprobaran un enfoque integrado. La conferencia de Bruselas emitió un "Llamamiento a la Acción", que, detalladamente, delineaba actividades que debería considerar la comunidad internacional para ocuparse de los problemas de las armas pequeñas y el desarrollo.

En octubre de 1998 los 16 estados miembros de la Comunidad Económica
de Estados de Africa Occidental (ECOWAS), encabezados por el presidente de la república de Mali, Alpha Oumar Konare, declararon una moratoria renovable de tres años para la producción, importación y exportación de armas portátiles en la región de Africa Occidental. Esto fue la culminación de casi cinco años de intensos esfuerzos del gobierno de Mali, las Naciones Unidas y otros gobiernos, de la región y de fuera de ella para establecer una moratoria -- la primera que se haya acordado alguna vez -- sobre las armas convencionales. Se estableció un mecanismo organizativo para aplicar y administrar la moratoria, a medida que varias naciones consideran cómo contribuir mejor a su éxito. La moratoria de la ECOWAS está abierta a la renovación el 31 de octubre de 2001.

Además de las medidas intergubernamentales, las ONG han desempeñado
también un papel importante para aumentar la concientización de la comunidad internacional, al asumir la carga de la investigación académica y al preparar recopilaciones de datos efectivas. Han ayudado también a galvanizar la acción de los gobiernos en apoyo de los esfuerzos relativos a las armas pequeñas y las armas portátiles. Las ONG han patrocinado, además, conferencias y seminarios claves y han participado en la mayoría de las conferencias patrocinadas por los gobiernos. Su estímulo constante de una mejor cooperación entre los gobiernos, la sociedad civil y las ONG asegura que el progreso en el terreno de las armas pequeñas será firme y acumulativo.

Respuesta de Estados Unidos

En su discurso inaugural de la 50ma. AGNU en octubre de 1995, el presidente Clinton reconoció la necesidad de prestar más atención al problema de las armas pequeñas y a los problemas relacionados del tráfico de drogas, el contrabando y el aumento del terrorismo. El enfoque estadounidense del problema de la proliferación de armas pequeñas es atenderlo de manera equilibrada, tanto las cuestiones del lado de la demanda, o causas subyacentes, como las cuestiones del lado de la oferta, tales como el tráfico ilícito. En un esfuerzo para contener los flujos ilícitas como para regular mejor los flujos legales, Estados Unidos utiliza su gama completa de herramientas de política en todos los niveles. Los esfuerzos estadounidenses correspondientes al lado de la demanda incluyen iniciativas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para promover el establecimiento de instituciones y prácticas democráticas, el continuo hincapié en el respeto a los derechos humanos, la adopción de una respuesta integrada a las crisis transnacionales complejas, la aplicación de una cantidad de medidas prácticas de desarme y desarrollo posteriores a los conflictos, y el apoyo al establecimiento y mejoramiento del potencial regulador y de ejecución de la ley en las sociedades amenazadas y desgarradas por la guerra.

Del lado de la demanda, Estados Unidos procura darles alcance mundial a las "mejores prácticas", que incluyen: alentar la adopción mundial de regulaciones modelos sobre transferencias comerciales de armas; imponer controles a la intermediación en el comercio de armas y las transacciones de reexportación; apoyar la puesta en práctica efectiva del Protocolo de Viena sobre Armas de Fuego, recientemente completado (marzo de 2001), que se basa en el modelo de la OEA; suministrar ayuda a la seguridad de los arsenales y la destrucción de armas; y promover la conclusión temprana de un acuerdo internacional para restringir los sistemas de defensa antiaérea que pueda transportar una sola persona. A mediados de 1998 Estados Unidos emprendió una serie de importantes iniciativas de política dirigidas principalmente al nexo de los flujos de armas y el conflicto en Africa.

Debido al compromiso que demuestran con sus actos, a Estados Unidos se lo reconoce como líder en los esfuerzos para controlar las armas pequeñas y las armas portátiles. Como nación proveedora, Estados Unidos asume con seriedad su responsabilidad de mantener las normas más elevadas de transparencia, controles de exportación, restricción de las transferencias de armas y regulación de las actividades de intermediación. Estados Unidos se ha asociado con estados que comparten su modo de pensar, para atender una diversidad de cuestiones referentes a las armas pequeñas y las armas portátiles que incluyen la destrucción de armas, la coordinación de la ayuda a los estados afectados, el apoyo a las iniciativas regionales y el fortalecimiento de los embargos impuestos por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

En la Reunión Ministerial Especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de septiembre de 1999, Estados Unidos inició varias medidas concretas, que puso en práctica en los dos últimos años. Estas medidas incluyen:

-- compromisos de revelación, total y oportuna, de todos los envíos de armas que se transfieren a regiones o zonas en conflicto en Africa;

-- apoyo internacional a una moratoria voluntaria de las ventas de armas que podrían alimentar conflictos relacionados entre sí;

-- reuniones de gobiernos y organizaciones internacionales y no gubernamentales para intercambiar información sobre transferencias regionales de armas;

-- ayuda incrementada a la creación de capacidad en Africa para observar e interceptar flujos de armas y fortalecer la aplicación de sanciones;

-- aprobación de legislación nacional para declarar delitos las violaciones de embargos de armas obligatorios y otros regímenes de sanciones; y

-- apoyo a la puesta en vigor efectiva del Protocolo sobre Armas de Fuego y el acuerdo multilateral que restringe la exportación de sistemas defensivos que pueden ser transportados por una sola persona.

Estas iniciativas complementan y refuerzan varias iniciativas estadounidenses ya vigentes, dirigidas a terminar con la violencia en Africa. Por ejemplo, en 1994 el gobierno de Estados Unidos aprobó la Ley de Solución del Conflicto Africano, que requiere de las agencias de Estados Unidos informar anualmente al Congreso acerca de sus esfuerzos para mejorar el potencial africano de solución de conflictos. En la Ministerial Estados Unidos-Africa de marzo de 1999, llamada "Asociación para el Siglo XXI", Estados Unidos reafirmó el apoyo a la Iniciativa de Respuesta a la Crisis Africana (ACRI). Desde 1993 Estados Unidos ha contribuido con 8 millones de dólares a apoyar la ACRI.

Estados Unidos lideró varias acciones encaminadas a terminar y prevenir la repetición del genocidio en Ruanda, que incluyen: reunirse con otros jefes de estado en la Cumbre de Entebe de marzo de 1998; patrocinar una resolución de las Naciones Unidas que reactivó la Comisión de Flujos de Armas, de las Naciones Unidas, para identificar y detener el tráfico ilegal de armas a las antiguas fuerzas del ejército y las milicias de Ruanda; y prestar el apoyo de Estados Unidos al informe del secretario general de las Naciones Unidas de abril de 1998 sobre Las Causas del Conflicto y la Promoción de la Paz Durable y el Desarrollo Sostenible en Africa. A principios de 2000 Estados Unidos comenzó a trabajar con el Instituto Africano de las Naciones Unidas para la Prevención del Crimen y el Tratamiento de Delincuentes (UNAFRI) con el fin de observar las regulaciones, leyes y capacidades de las naciones africanas. El trabajo en ese proyecto continúa. Estados Unidos prosigue con sus esfuerzos para extender el apoyo político, técnico y material a los esfuerzos de Mali y sus vecinos para poner en práctica la moratoria sobre la importación, exportación y manufactura de armas portátiles en Africa Occidental.

Además, Estados Unidos participa en una amplia gama de reuniones, onferencias y seminarios internacionales, que incluyen el Grupo de Expertos Gubernamentales de las Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas, cuyos informes de 1997 y 1999 hacen varias recomendaciones que Estados Unidos ha endosado. Estados Unidos participa también en las discusiones sobre Desarme Práctico, dentro de la Comisión de Desarme de las Naciones Unidas.

Además de las reuniones patrocinadas por las Naciones Unidas, Estados Unidos envió delegaciones de alto nivel a las conferencias de Oslo y Bruselas y desempeñó una función prominente en la negociación de los documentos acordados en cada una de ellas. Estados Unidos apoya y participa en las consultas sobre cuestiones de armas pequeñas dentro de la Asociación para la Paz y el Pacto de Estabilidad para Europa Sudoriental, el Consejo de la Asociación Europea-Atlántica y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

Estados Unidos ha consultado con Noruega, Canadá, Sudáfrica y otros países claves y ha mantenido un diálogo de alto nivel con Bélgica para ayudar a desarrollar aún más la agenda de armas pequeñas y compartir ideas sobre planes futuros de desarme y desarrollo.

Estados Unidos participa en el Arreglo Wassenaar, compuesto por 33 miembros, en el Grupo de los Seis para las Armas, el Subgrupo de Armas de Fuego del Grupo de Lyon del G-8, y el Foro de la Comunidad de Desarrollo de Africa del Sur (SADC), donde ha emitido una Declaración Conjunta E.U.-SADC sobre armas pequeñas y armas portátiles y ha establecido un Grupo Conjunto de Trabajo para ocuparse de cuestiones referentes a las armas pequeñas y las armas portátiles.

Estados Unidos ha sido un participante activo en el proceso de que condujo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas y Armas Portátiles en Todos sus Aspectos, que se planea realizar del 9 al 20 de julio de 2001 en la sede central de las Naciones Unidas. El objetivo de la conferencia es acordar un Programa de Acción políticamente obligatorio que contenga medidas que ayuden a mitigar los efectos del comercio ilícito de armas pequeñas y armas portátiles. Estados Unidos seguirá siendo un participante clave en los esfuerzos internacionales para resolver el problema de las armas pequeñas y las armas portátiles, y uno de los principales proveedores de fondos para la destrucción de excedentes de armas y dar entrenamiento y asistencia para ayudar a los países afectados a luchar contra la acumulación excesiva y desestabilizadora de armas pequeñas y armas portátiles. Estados Unidos seguirá también trabajando dentro de la Conferencia 2001 de las Naciones Unidas para llegar a un consenso en el Programa de Acción para un régimen mundial efectivo para las armas pequeñas y las armas portátiles, que resulte contra el comercio ilícito de estas armas.

La comunidad internacional ha demostrado energía y voluntad política considerable en sus esfuerzos para enfrentar el problema de las armas pequeñas y las armas portátiles. Dada la gravedad y naturaleza compleja del problema, es probable que una solución general, de largo plazo, quede distante en el futuro. Mitigar los efectos negativos más inmediatos y devastadores requerirá creatividad, flexibilidad y enfoques multifacéticos que comprendan varias disciplinas. La comunidad internacional ha tenido un buen comienzo y la Conferencia 2001 de las Naciones Unidas ofrece la oportunidad única de sentar cimientos sólidos para un régimen mundial efectivo.

(termina el texto)

(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional
del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web:
http://usinfo.state.gov/espanol/)
 


 
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