Por la mañana se levantaban al sonido de los tambores y flautas tocando la Diana (reveille). Luego se reunían en la plaza en formación con uniforme completo para recibir las órdenes del día. Posteriormente iban a participar en ejercicios militares de fusiles ó a disparar en equipo los cañones. Algunos se encargaban de la limpieza ó reparaciones de las fortificaciones, mientras que otros iban a hacer guardias (centinelas) en las garitas u otros puntos de observación. La comida de los soldados de San Juan normalmente consistía de un guiso conocido como "olla podrida". Esto era como un cocido compuesto de carne de res, ó cerdo, viandas tales como: yautía, malanga, batata, plátanos, guineos y especies como: ajos, cebollas, pimientos dulces y achiote. Este cocido era muy parecido al sancocho de hoy. Al terminar su largo día de trabajo, los soldados podían entretenerse jugando dominós, barajas españolas, tocar su guitarra ó fumarse un cigarro mientras disfrutaban la noche tranquila y cálida de San Juan. Luego, al oir la retreta, los soldados que no estaban asignados a vigilar esa noche volvían a sus cuarteles para dormir y descansar y así volver al día siguiente a su rutina.